ENTRE EL PASADO, Y HOY...

Después de 2 merecidos días de descanso, y 2 del fin de semana que hicieron el total de 4 días sin hacer absolutamente nada relacionado con el trabajo que desempeño, con todo el dolor de mi corazón una amiga hizo que me separará de mi computadora todo este tiempo. Se me quemaban las habas por abrir de nuevo la tapa de mi pequeño gran mundo, de hecho me dormí con la ilusión que al despertar el día de hoy la volvería a abrir, cual niño despertándose a las 4 de la mañana el 6 de enero (día de Reyes en México).
En fin, alguna vez se han preguntado por qué nos hemos vuelto tan dependientes de lo innecesario? Claro, le hemos heredado gran parte de nuestra responsabilidad a los aparatos electrónicos. Al celular por ejemplo, un lujo innecesario que llego a nuestro país a finales de los años 80, principios de los 90; recuerdo el primer celular de mi papá, sí esos enormes aparatos blancos que más que un teléfono parecía un equipo de radio comunicación de 2da. Guerra Mundial, sólo le faltaba colgarse en la espalda pues la dimensión no era equivalente o proporcional a los equipos que hoy en día conocemos. Ahora los hay hasta con señal de televisión incluida, y están por llegar los de videocomunicación. Ahí guardamos fotos, nos llegan correos, filmamos mini videos, guardamos música, llevamos nuestra agenda, tenemos a nuestros contactos, podemos navegar en la red, etc. Hablaba de heredarle responsabilidad a estos aparatos, sí por alguna razón (espero en Dios no me ocurra) se nos perdiera nuestra pda, o aún peor nuestra ‘lap’, que diríamos: “es que no lo hice porque no tengo mmi computadora”, o “en mi cumpu iba todo…”. Y si literalmente ahora le confiamos nuestra vida a uno de estos ahora indispensables equipos.
Antes no existían todas estas herramientas y sobrevivían, pero tampoco antes teníamos la información al momento como ahora, ni nos llegaba la música tan rápido como ahora.